El estudio de la forma de las ciudades, así como, la falta de exploración sobre las oportunidades que el hábitat construido puede brindar a sus habitantes son temas que han permanecido desligados de la práctica del diseño urbano en nuestro país. Los esquemas de diseño urbano se enfocan a soluciones formales sin una consideración más profunda sobre las necesidades y expectativas de las comunidades y las características económicas de los barrios y zonas de las ciudades a corto, mediano y largo plazo.

Las intervenciones de diseño urbano se utilizan como medios tangibles de consolidación de discursos políticos con intenciones de bienestar y prosperidad en lugares céntricos, y tal vez emblemáticos, de la ciudad pero con poco contenido de valores y utilidad cotidiana para todos los habitantes, que forman parte de un proceso desigual e no equitativo de localización de grandes capitales públicos donde se beneficia poca población.

 

Es necesario revertir este proceso para lograr que el diseño urbano tenga un carácter social y una aplicación tangible y transformadora que brinde mayores oportunidades de desarrollo en la vida cotidiana de las personas tanto en la reproducción económica como en la social